¿CHIRINGUITOS EN LA IGLESIA?
Tras la realización del
XXXII E
ncuentro de
C
ristian@s de
B
ase de
A
sturias
, que
tuvo lugar los días 5 y 6 de este mes de mayo, los grupos de Cristianos de Base
de Gijón que lo organiza
m
os nos reuni
m
os para analizar, según nuestra
costumbre, el desarrollo y resultado del
Encuentro
. V
alora
m
os los diversos
aspectos de la realización del evento
:
conferencias, celebración eucarística,
asistencia… Entre los puntos que examinamos estaba ta
m
bién el de la difusión de
la propaganda que se hizo anunciando el
E
ncuentro
. A
de
m
ás de la convocatoria
hecha por
m
edio de
I
nternet, correo electrónico,
W
hats
A
pp
se expusieron
carteles en diversos lugares públicos, principalmente las parroquias de la ciudad.
Por lo general tuvieron buena acogida en esos lugares, lo que es de agradecer.
Pero en alguna(s) parroquia(s) se negaron a exponer nuestro anuncio, y en una
de ellas el párroco explicó su negativa diciendo que no aprobaba la existencia de
chiringuitos en la Iglesia.
S
e sobreentiende que el calificativo de
chiringuito
aplicado a los
Cristianos de
Base
es un término peyorativo, es decir, que implica menosprecio, reprobación…
Por eso pensa
m
os que son necesarias las consideraciones que va
m
os a hacer
. ¿E
s
un chiringuito la orden de los jesuitas? ¿la de los franciscanos?, ¿la de los
dominicos?... La lista de órdenes religiosas dentro de la Iglesia Católica es
bastante larga: capuchinos, cartujos, car
m
elitas
,
salesianos
,
escolapios
,
teresianas
,
clarisas
,
trapenses
,
benedictinos
,
agustinos
,
claretianos… ¿son chiringuitos todos
esos grupos distintos de miembros de la Iglesia?
P
orque no cabe duda de que son
distintos todos ellos
,
de lo contrario no tendría sentido que se agrupasen en
órdenes diferentes. Pues bien, si se considera que esos grupos de religiosos tienen
todo el derecho del
m
undo a agruparse sen su especificidad religiosa
, ¿
por qué se
nos niega ese derecho a los simples laicos? Es muy grave que se haga esa
diferenciación entre los derechos del clero y los del laicado. Es como asegurar
que en la Iglesia hay fieles de primera categoría, que tienen una serie de
privilegios, y de segunda categoría, el simple rebaño que no puede mostrar su
especificidad religiosa, teológica o como se la quiera llamar.
Pero es aún más grave si se considera que, de hecho, en la Iglesia hay también
grupos de laicos que tienen mejor acogida que los Cristianos de Base que nos
inspiramos en la Teología de la Liberación El párroco que rechazó la
publicidad de nuestro Encuentro, ¿procedería con igual severidad si se tratase
de un acto del Opus Dei, de Lumen Dei?... Hay más grupos de católicos
conservadores: Hazte Oír, El Yunque, Infocatólica... Si estos grupos laicos
reciben mejor acogida en la iglesia española, ya no se trata de un criterio de
elitismo, como la diferenciación entre clero y laicado, sino de un posiciona
m
iento
claro en el terreno de la lucha de clases, un alinea
m
iento con los poderes opresivos
B
oletín nú
m
. 45
- 22 de mayo de 2023
de este siste
m
a capitalista
,
los ricos
,
las clases do
m
inantes los poderes
econó
m
icos
contra los desheredados
,
los explotados
,
los ninguneados de la
sociedad
,
la gran masa de parias de la Tierra. En definitiva, una toma de postura
a favor de la perpetuación de este sistema injusto y los males que genera.
En todo caso, se trate de elitismo eclesial o de posicionamiento clasista a favor
de los poderosos, se trata de algo que va contra el espíritu del Evangelio, la
enseñanza del Maestro Jesús de Nazaret. Quienes contemplamos estas cuestiones
desde los criterios de la Teología de la Liberación entendemos que el objetivo
es conseguir una Iglesia de iguales en una sociedad de iguales. Tal es, por
ejemplo, la idea inspiradora de la temática de los
E
ncuentros de
C
ristian@s de
B
ase d
e A
sturias
. E
l de este o se centraba en la problemática de la desigualdad
de género en la Iglesia y en la sociedad. Contra el concepto de “igualdad” se
movilizan, dentro y fuera de la Iglesia, quienes desean perpetuar el siste
m
a
do
m
inante
,
con sus elitis
m
os y clasis
m
os
,
los privilegios de unos y la miseria y
marginación de otros.
E
l
R
eino de
D
ios que
J
esús quiere i
m
plantar significa precisa
m
ente superar esas
situaciones de injusticia
,
y sus seguidores so
m
os convocados para realizar esa tarea
. P
or
eso es la
m
entable y sorprendente que iglesias, como la nuestra, que se definen
como comunidades de seguidores de ese Maestro, no están volcadas en la
superación del sistema sino en instalarse en él. ¿Cómo explicar esta anomalía,
que ya dura casi dos milenios?
Si es sorprendente la persistencia de esa realidad, lo es más el hecho de que muy
poca gente en la Iglesia se percate y se preocupe por esa situación. Precisamente
aborda ese proble
m
a el reciente
m
ente publicado libro de
J
o
M
aría
C
astillo
:
D
eclive
de la
RELIGN
y futuro del EVANGELIO
. La teoría del autor es que la Iglesia
margina e ignora el Evangelio mientras potencia todo lo relacionado con una
práctica religiosa. Según su for
m
ulación
,
en la
I
glesia se ha fundido y confundido el
E
vangelio con la
R
eligión
. E
s decir
,
se ha generado la idea, y la hemos asumido
acríticamente durante mucho tiempo, de que
J
esús vino al
m
undo para crear una
nueva religión distinta de las anteriormente existentes
,
y que el segui
m
iento de ese
M
aestro consiste en practicar un culto deter
m
inado
, m
ucho rezo
, m
ucho acto
religioso
,
deter
m
inados sacra
m
entos
,
peregrinaciones
,
te
m
plos, procesiones
,
cofraas y fiestas dedicados a
É
l
,
unas creencias elaboradas por un
m
agisterio clerical
que se considera infalible
E
n el conjunto de cosas cuya creación se atribuye a
Jesús se incluye también una capacidad legislativa de la
I
glesia cuyo fruto se
concreta el lla
m
ado
C
ódigo de
D
erecho
C
anónico
en el que se consagra el poder
absoluto de la jerarquía clerical y la ciega obediencia al
m
is
m
o por parte del
laicado
. E
l párroco que prohibió la publicación de nuestro cartel era la autoridad
xima en “suparroquia, las comunidades de fieles de las parroquias no pintan
nada, no pueden decidir nada.
S
i lee
m
os el
E
vangelio nos encontra
m
os con una enseñanza distinta por parte de
Jesús.
P
ero la
I
glesia, es decir, su jerarquía, no fomenta la lectura del Evangelio
ni el interés de los fieles por formarse. Esta problemática es tratada por el
mencionado libro del teólogo
J
osé
M
aría
C
astillo..
.